Por Cristian Ledesma
Edición: Cristian Catalani
En la Liga Cordobesa siempre hay algo para quedarse encantado. La fidelidad por los clubes, el amor a la camiseta, al barrio, el sentimiento, etc. Es una liga amateur, pero con factores muy profesionales. En este mundo tan adictivo para algunos y desconocido para otros, se encuentra Oscar Saavedra, arquero del Deportivo Alberdi, que con 43 años aún está vigente para defender los tres palos del “Bibliotecario”.
Saavedra es el técnico que tiene el “Depo” dentro del campo de juego, pero él no se siente más que nadie dentro de la cancha e intenta aportar su granito de arena como lo hacen todos para que le vaya bien al equipo. Su presencia en cancha es llamativa por la edad y el alto rendimiento hace que nunca pase desapercibido. A “Busa” todos lo conocen en el club, hace muchos años que está, aunque no de manera continua. Emigrar a otros clubes hizo que no estuviera siempre dentro del campo de juego pero sí estuvo atento a todo lo que pasaba con la institución. Desde el año 2000 (en ese momento era club 9 de julio) hay un amor incondicional a la camiseta y eso lo llevó a no alejarse nunca por completo. Él dice que allí vivió los mejores años de su carrera, se consagró campeón dos veces con el “Bibliotecario”: en 2005, cuando ascendió de la C a la B y en 2007, cuando pasó de la B a la A, cumpliendo su sueño con el buzo de arquero.
Para este año no estaba en los planes de Saavedra jugar al fútbol de manera oficial. En su agenda diaria solo estaba su trabajo de pintor de obras y la familia. Un día apareció el presidente del Deportivo Alberdi ofreciéndole volver a jugar en la Liga, ya que para los arqueros no hay límite de edad, y “Busa” lo aceptó con gusto tomándolo como el año de su retiro porque el próximo se quiere dedicar a entrenar arqueros. Su familia siempre lo apoya en las decisiones que toma y lo demuestra con hechos sábado tras sábados haciéndole el aguante desde la tribuna, porque ahí está la felicidad del hombre de la casa, bajo los tres palos y con la cara de “La Mona” en su buzo, cantante al cual admira muchísimo y artista que para él es sinónimo de pasión.
Para Oscar no hay secretos y tiene una sola razón que lo motiva a seguir adelante: la pasión que le genera el fútbol. Por eso no se queja cuando tiene que salir del trabajo e ir a entrenar para estar lo mejor posible para el fin de semana, cuando se calzará la camiseta que él tanto ama y tendrá su propia hinchada en la tribuna, la familia.
El fútbol de elite no es para todos. Sólo hay lugar para unos pocos, pero a Saavedra eso no lo hace sentir mal ni mucho menos. Al contrario, se dio el lujo de jugar en un seleccionado de Córdoba y hoy se siente orgulloso de poder transmitirle sus vivencias a los más jóvenes, y que ellos se motiven con él solo al verlo entrenar y puedan trabajar todos a la par.
Este mundo adictivo para algunos y desconocidos para otros es así. La felicidad está en pequeñas cosas, lo simple, lo básico. Como Oscar, para quien con 43 años, la felicidad está en la familia, el trabajo, el fútbol y “La Mona”.
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